La digitalización del mercado laboral está siendo progresiva y acelerada tras la pandemia. ¿Somos conscientes de cómo la inteligencia artificial y la robotización han ido ganando terreno en nuestras tareas diarias? ¿De cómo afecta esta digitalización a la calidad del empleo?
Casi un 54% de la población considera que la introducción de robots y sistemas automáticos de procesamiento de la información en las empresas provocará un aumento del desempleo, mientras que solo el 14% opina que creará nuevos puestos de trabajo (ONTSI, 2022). Sin embargo, según Cedefop (2022) solo un 14% de quienes trabajan de forma remunerada en Europa señala que, debido a la digitalización, ahora no realiza algunas tareas que sí hacía antes, mientras un 31% además de dejar de hacer algunas tareas también ha incorporado algunas diferentes o nuevas.
Una sociedad digital
Vivimos en una sociedad que se ha transformado en muy poco tiempo. La digitalización ha modificado nuestra forma de trabajar, de comprar, de relacionarnos con nuestro entorno… Llevamos un miniordenador en el bolsillo constantemente conectado a Internet, que utilizamos para pedir un taxi o consultar el estado de la red de carreteras, encargar comida, contestar el correo, gestionar un pago en el banco o enviar un informe a la oficina.
Este entorno creciente de digitalización se basa en varios avances tecnológicos fundamentales: la velocidad y capacidad de almacenamiento y procesamiento de la información en microchips cada vez más pequeños1 que se conectan a una red más rápida y con menor latencia y la expansión de las infraestructuras de redes hasta cubrir prácticamente todo el globo terráqueo. Esta conexión, velocidad y capacidad para procesar la información permite avanzar en el aprendizaje automático que requiere de ingentes volúmenes de datos (big data) para expandir lo que hemos llamado «inteligencia artificial». La conjunción de todas estas cuestiones es lo que ha permitido ese desarrollo acelerado en los años recientes, incrementado durante la pandemia.
No solo consumimos y demandamos nuevos productos, sino que la forma de producirlos y realizar los servicios también se está transformando. En el mundo había más de 3,5 millones de robots industriales en 2021, especialmente en la industria automotriz y de la electrónica para la fabricación de vehículos y de electrodomésticos, maquinaria eléctrica, semiconductores, ordenadores o múltiples artículos de entretenimiento. En Europa se traduce en que el 8% de trabajadores utilizan robots en su proceso productivo, aunque el 87% de las personas ocupadas trabaja con dispositivos informáticos (ya sea ordenadores, smartphones o tablets) o maquinaria informatizada, como pueden ser aparatos para escanear y controlar existencias o procesar pedidos, impresoras 3D u otro tipo de controladores lógicos programables (conocidos como «PCL» en inglés) (Cedefop, 2022). Es decir, el uso de herramientas digitales en el trabajo diario es cada vez mayor.
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