España no quiere quedarse rezagada en la carrera hacia el despliegue del vehículo autónomo. De momento, nadie se atreve a predecir en qué momento veremos un tráfico masivo de coches conectados a la red y sin conductor, pero lo cierto es que el camino hacia ello pasa necesariamente por la adaptación de la infraestructura de las carreteras.
En este ámbito, florecen los proyectos de investigación liderados por empresas españolas y destinados a convertir el futuro en realidad.
Es el caso de Movilidad 2030, cuyo objetivo es desarrollar nuevos sistemas embarcados en los vehículos, tecnologías para la infraestructura y sistemas de análisis y control del tráfico. Durante los próximos tres años, un consorcio de empresas formado por Sacyr, Iberdrola, Ficosa, Wall Box Chargers y Disid Corporation, integrado también por varias universidades y liderado por Indra, evaluará estas tecnologías en distintos escenarios y reformulará su diseño a la luz de los resultados, hasta las pruebas finales.
El CDTI financia el 65% del coste del proyecto (9 millones de euros) y la parte restante es inversión propia.
“El pago por móvil en autopistas, la clasificación de vehículos en movimiento y por tipología en peajes físicos, así como la identificación de coches que circulen a contramarcha” son las soluciones sobre las que trabajará Sacyr, según el responsable de innovación de la constructora, Miguel Ángel Moreno.
Entre las líneas de investigación en las que participará Indra se encuentra la tecnología que permitirá la convivencia segura de los vehículos conectados con los que no lo están, y los sistemas que facilitan la comunicación con los coches autónomos. “El gran orquestador de toda la información que intercambian vehículos, sensores y equipamiento será nuestra plataforma In-Mova Space”, explica el responsable del proyecto por Indra, Mauro Gil.
España cuenta también, entre muchas otras, con la investigación C-Roads, en la que está involucrada Seopan. “Este proyecto incluye pilotos en Galicia, Madrid Calle 30, Mediterráneo, Cantábrico y la DGT, en los que se prueban servicios de alerta de incidencias en la vía”, destaca el presidente de la asociación de constructoras, Julián Núñez.
En sus palabras, las aplicaciones prácticas de los desarrollos previstos pueden darse “en cualquier carretera de alta capacidad y están alineadas con los principios básicos que se persiguen en Europa, como la movilidad sostenible, la seguridad vial y la digitalización”.
De la misma manera, en el marco de NeoRoads, Globalvia tiene instalados 40 sensores en los laterales de los carriles de una de sus concesiones madrileñas, la M-45, en un tramo de 200 metros de largo. “En julio tendremos ya una plataforma digital de identificación de eventos”, aseguran desde esta empresa.
Gestión de riesgos
Sensorización, captura y procesamiento de datos de los vehículos y la carretera, elaboración de algoritmos de gestión y tecnologías de comunicación forman el objeto de Aivia, que capitanea Ferrovial y al que se han unido empresas del calibre de Microsoft, 3M Corporation y Kapsch TrafficCom.
¿Su objetivo final? “Mejorar la seguridad, proporcionando información en tiempo real sobre situaciones de riesgo en la carretera, hacer que el tráfico sea más fluido y ofrecer servicios adicionales al usuario”, desgrana Ricardo Sánchez, director de servicios técnico-analíticos e innovación de Cintra, la división de infraestructuras de Ferrovial.
A partir de ese momento, se añadirán datos de terceros y se estudiará de qué forma ofrecerlos a los usuarios. Finalmente, “en la tercera fase del proyecto, en 2022, exploraremos la interacción con el coche autónomo”, agregan.
Y desde la iniciativa Panoptis, financiada por la Comisión Europea y que cuenta con la participación de 13 empresas, Acciona apuesta por crear una herramienta de gestión que unifique todas las tecnologías emergentes de monitorización de puentes y calzadas, como sensores acoplados a sistemas de alarma temprana, drones o inteligencia artificial.
Artículo publicado en cincodias.elpais.com