5G: vuelve la controversia sobre la incidencia en la salud

Básicamente, retorna la controversia sobre si las ondas utilizadas por las tecnologías de comunicación son capaces de dañar al cuerpo humano en forma de lesiones cerebrales o diferentes tipos de cáncer, que parecía haberse serenado, incluso con el despliegue de las redes para 4G y LTE. A eso se suman otras consideraciones sobre la seguridad de las informaciones que, cada vez, contienen datos de mayor relevancia social y económica.

El aumento de las prestaciones en las comunicaciones (velocidad y contenido) se hace imprescindible, no solo como medio de comunicaciones personales de voz e imagen, formación o juegos on-line, sino de informaciones técnicas y empresariales para la realidad virtual o aumentada, el internet de las cosas, los vehículos autónomos, los procesos blockchain, etc. Por ejemplo, si 4G con sus complementos es capaz de llegar a transmitir hasta 100 Mbits/s, 5G llegará hasta los 20 Gbits/s. Eso se consigue utilizando una franja del espectro de ondas situada en una frecuencia entre los 30 y los 300 GHz, de la que parece que inicialmente se situaría en la zona inferior. 

Paradójicamente, esta tecnología presenta más problemas de transmisión que las anteriores, siendo absorbida con facilidad por paredes, vegetación o humedad. Ello hará que sea necesaria una disposición de red de emisoras que, partiendo de macro-antenas zonales se distribuyan a numerosas y pequeñas células emisoras cercanas suficientemente próximas a los usuarios. 

¿Puede todo esto suponer riesgos para la salud humana? La franja de frecuencias citada está por debajo del infrarrojo que no solo no es perjudicial, sino que se aplica en ciertas terapias. Si lo es en cambio el espectro visible y aun más cuando se entra en el ultravioleta, y mucho más en la zona de los rayos X o rayos gamma. Sin embargo, es lógico que haya surgido de nuevo una controversia sobre un tema que debe estar suficientemente estudiado y regulado: no solo la acción de las ondas depende de la frecuencia en que trabajen, sino de la energía que transmitan. 

Artículo publicado en la Revista Dyna

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